Memoria de la “guerra sucia”

 

Por más de 30 años, la desaparecida Dirección Federal de Seguridad ocupó un edificio de la colonia Roma de la Ciudad de México, el cual estuvo habilitado como cárcel clandestina para la tortura, interrogatorio y distribución de subversivos capturados para enviarlos a centros de exterminio como el famoso Campo Militar número 1, el aeropuerto militar de Santa Lucía, la Procuraduría General de la República y el sótano de la policía capitalina en Tlaxcoaque.

En el sótano del edificio del parque circular Morelia número 8, donde hoy funcionan oficinas de Atención de DH de Gobernación, estuvieron presos, por ejemplo, militantes de las Fuerzas de Liberación Nacional de Monterrey, y sobrevivientes de la masacre de cinco personas en Nepantla, Estado de México.

En este lugar, el lunes, tuvo lugar inusitada ceremonia oficial, presidida por la Secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para inaugurar el primer sitio de memoria donde se cometieron detenciones arbitrarias, torturas y asesinatos. En el evento al que asistieron además Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos de la SEGOB y la esposa del presidente de la República, Beatriz Gutiérrez Müller, participaron sobrevivientes de la llamada guerra sucia como Martha Alicia Camacho, Mario Cartagena, El Guaymas, familiares de desaparecidos y perseguidos de la época, como el diputado Jesús Martín del Campo y el crítico de arte Alberto Híjar. Se realizó asimismo, un acto cívico cultural y musical, además de una exposición pictórica y la difusión del estreno del documental “La herencia más dolorosa”, información que puede consultarse en el sitio web:www.sitiosdememoria.segob.gob.mx.

La titular de SEGOB ofreció que estos lugares serán abiertos, en forma escalonada, como por ejemplo los famosos sótanos de Bucareli, donde operaban Fernando Gutiérrez Barrios y Miguel Nazar Haro, famosos jefes policiales que sometían a torturas inhumanas a opositores al viejo régimen autoritario. Fueron sedes de la temida “Brigada blanca”.

Jamás usar la fuerza y otro tipo de procedimientos ilegales para detener las expresiones de inconformidad contra el gobierno, es la instrucción del presidente López Obrador a todos sus colaboradores, ratificada este 10 junio cuando se conmemoró el 48 aniversario del llamado halconazo, del año 1971, durante el gobierno de Luis Echeverría.

Hoy que en Oaxaca se recuerdan los lamentables hechos del 19 de junio del 2016 en la población de Nochixtlán, ponemos al día esta temática a fin de que en los estados también vayan cerrándose capítulos usados por la autoridad para castigar a la disidencia. El uso legítimo de la fuerza si bien está permitido por la ley, debe aplicarse en última instancia y apegándose a los protocolos autorizados por legislaciones protectoras de nuestras garantías fundamentales.

Fue precisamente Alberto Híjar, quien recordó que dichos lugares donde se efectuaban brutales interrogatorios para inculpar a activistas e identificar sitios de reunión, ha sido una práctica propia de regímenes represivos que necesitaban de recursos paramilitares para hacer el trabajo sucio.

En Oaxaca mucha gente, hoy mayor, recuerda la actividad desplegada en los años setenta por las fuerzas de seguridad del Estado en contra de universitarios y miembros de organizaciones que, por otro lado, contribuyeron a la democratización de nuestra sociedad y a que respiremos nuevos aires de libertad política.

Hoy recordamos, por ejemplo, la huelga de hambre en las rejas de catedral de la ciudad de México protagonizada por Josefina Martínez y su esposo, el fallecido doctor Felipe Martínez Soriano, quienes llegaron incluso a Europa para conseguir la solidaridad de la señora Miterrand, esposa del mandatario francés. Y cómo no seguir evocando la lucha de doña Rosario Ibarra de Piedra, quien a pesar de su avanzada edad nunca se ha cansado de exigir la aparición con vida de su hijo Jesús, desaparecido en aquella época. La liberación de presos políticos, castigo a los culpables y garantía de no repetición, siguen siendo demandas latentes, como con los jóvenes de Ayotzinapa, a fin de que se mejoren las búsquedas y aparezcan con vida hoy víctimas también de la delincuencia común y organizada.

Uno de los cambios significativos en Gobernación es que ha pasado de ser una instancia “oscura y sorda”- según propia definición de la titular- a un espacio de respeto y promoción de los derechos humanos. Los mezquinos de siempre, o quienes no soportan que un gobierno diferente esté al mando del país, serán los únicos en no reconocer este cambio de imagen, estos avances, al revelarse archivos, testimonios y ejemplos de la guerra de exterminio encabezada por los gobiernos que añoran los neoliberales recientes. Si esto es la Cuarta Transformación, debe saberse.

@ernestoreyes14