¿Patria para quién?

 

Por fin culminó el proceso que sepultó la reforma educativa de Enrique Peña Nieto que tantos adoradores tuvo. Ahora, la nueva legislación hasta la aplauden partidos aliados de manera coyuntural con el morenismo, como el mismísimo PRI. La nueva reforma genera molestias entre actores de la causa magisterial, quienes ven cómo se les va de las manos el control de la nómina y el tráfico de plazas y puestos de trabajo, factores de donde emana el verdadero poder de líderes corruptos.

Sin embargo, el tema energético llamó más el interés a partir de la decisión presidencial de declarar desierta la licitación para la construcción de la refinería en Dos Bocas, Tabasco. Ahora tal desafío estará a cargo de la Secretaría de Energía, como entidad rectora, con la colaboración de técnicos mexicanos especializados y trabajadores de Petróleos Mexicanos, lo cual necesitará de mucha mano de obra más.

La noticia cayó como balde de agua fría en las cámaras empresariales quienes gritan que el Estado no puede ni debe participar en dicha obra, acostumbrados como estaban, a que las grandes inversiones en materia energética y petrolera se concesionaban a consorcios privados, nacionales y extranjeros, a veces constituidas por funcionarios o ex funcionarios.

El presidente explicó que las empresas convocadas no cumplían el costo máximo de 8 mil millones de dólares presupuestados, ni el plazo de tres años, a fin de que con las obras de rehabilitación de las seis refinerías que ya existen se abastezca al mercado nacional. No obstante, la determinación de que los trabajos queden a cargo de técnicos y trabajadores del propio Estado, es una cachetada con guante blanco a quienes rechazan sus medidas -calificadas por ellos de populistas e improvisadas- para impulsar al sector energético paraestatal.

Se ha reconocido la aportación patriótica del general Lázaro Cárdenas para recuperar y expropiar la industria petrolera, pero no hay que olvidar la visión del expresidente Adolfo Ruiz Cortines, quien antes de que entrara su sucesor, Adolfo López Mateos, presentó una iniciativa al Congreso, cuya aprobación marcaría el control absoluto del Estado sobre la industria petrolera nacional a través de una Ley Reglamentaria al artículo 27 de la Carta Magna que en 1940 se había modificado para reservar a la Nación el aprovechamiento directo de sus recursos petroleros del subsuelo. Con ello, quedaron suprimidas las concesiones, mismas que décadas después, a partir de los presidentes neoliberales (López Portillo, De la Madrid, Salinas, hasta Peña Nieto), volverían a ponerse en manos de particulares.

En las obras constructivas de Dos Bocas deberá demostrarse que el Estado mexicano es capaz de administrar bien y de manera honesta los recursos sin que estén de por medio actos de corrupción, el pretexto que tuvieron los neoliberales para asegurar que los mexicanos éramos incapaces de gestionar nuestro propio desarrollo. Y que había que dejar cancha libre al mercado. Así se fueron vendiendo al mejor postor grandes industrias y bienes nacionales como los ferrocarriles, la telefonía, las telecomunicaciones, etcétera. Bueno, hasta las industrias Mabe, que fabricaba electrodomésticos se privatizaron.

Hoy que el presidente da un giro en la política económica, los adoradores de los negocios se desgañitan minusvaluando a técnicos y trabajadores de Pemex, y negándoles la posibilidad de que contribuyan con su esfuerzo a engrandecer esta industria. Olvidan que las 6 refinerías fueron obra de estos mismos obreros bajo la rectoría estatal.

En el año de 1958, cuando tomó aquella decisión Ruiz Cortines, siete enormes empresas petroleras del mundo – llamadas las Siete hermanas- cinco norteamericanas, una británica y una angloholandesa se habían convertido en igual número de potencias en el ámbito del comercio mundial del petróleo, habiendo penetrado incluso a los gobiernos de las diversas naciones hasta actuar y operar como gobiernos paralelos o Estados dentro de los Estados. Lo que había venido sucediendo en México hasta diciembre pasado.

Con el cambio de régimen algunos esperaban que continuaran así las cosas. Pero no: llegó el presidente y mandó a parar la corrupción propiciada por ladrones de “cuello blanco”, los negocios mal habidos, la impunidad, la injusticia, el enriquecimiento de funcionarios públicos y la protección estatal de jugosos negocios entre particulares y los gobiernos. ¡Aguas gobierno de Oaxaca!

Ahora sí tienen pretexto los falsos demócratas del Paseo de la Reforma para denunciar en nuevas marchas los “excesos” de un líder que hoy por hoy les está demostrando que no les tiene miedo ni a ellos ni a los opositores de clóset que creen que mediante una expresión de odio en cualquier red social están haciendo patria. ¿Patria para quién?

Con todo el cariño para mi hermana Paula y la jefa de todos los hermanos: doña María Martínez.

@ernestoreyes14