Arellanes: distintas maneras de vivir

 

Este 8 de diciembre, en La Casa de la Ciudad, amigos, colegas y ex compañeros del economista e historiador Anselmo Arellanes Meixueiro (21 de abril de 1940-23 de mayo de 2017), así como sus familiares, nos dimos a la tarea de evocar las distintas facetas de un hombre que alcanzó a vivir 77 productivos años.

Moderada la mesa por el historiador Francisco José Ruiz Cervantes, la velada permitió que amigos como Roberto Pérez Gijón y Macedonio Alcalá, evocaran la etapa de formación profesional que les tocó coincidir con Anselmo durante sus estudios en la Escuela Normal Superior de Oaxaca y la Facultad de Economía de la UNAM, en los años sesenta.

Además de su formación como docente, Anselmo incursionó en la actividad teatral de su escuela, participando, por ejemplo, en la puesta en escena de Las cosas simples. Algo debió haberle influido en su conducta posterior el latigazo represivo del Estado contra el movimiento estudiantil de 1968 ya que en esta época comenzaba a estudiar la carrera de Economía.

Es digno de destacar su contribución al sistema de enseñanza telesecundaria en el plantel número 60, de Ciudad Nezahualcóyotl, época donde formalizaría su unión con la profesora María Luisa Cancino, la Tuti, quien le dio tres dinámicas hijas: Nimcy, Yaayé y Luisa Eliet, la Beba, quien estuvo en la mesa representando a la familia.

Tocó al ingeniero Filiberto Jiménez Milla explicar las contribuciones de Anselmo al objetivo de integrar, en el Instituto Regional de Oaxaca, una delegación afiliada a la sección 22 del magisterio, en una lucha feroz contra Vanguardia Revolucionaria. Su hermano, Jesús Arellanes, explicaría de su lado muchas de las razones, enteramente válidas, por las cuales se fundó y sigue existiendo el movimiento magisterial oaxaqueño, agrupado en la CNTE, que no ha podido ser vencido por el Estado. En toda esta lucha, Anselmo Arellanes jamás se ausentó del movimiento, combinando su activismo con su labor como formador de generaciones de estudiantes, así como también con nuevas aficiones y quehaceres profesionales como, por ejemplo, el rescate del patrimonio documental y los valores materiales e inmateriales del suelo oaxaqueño que lo acercarían a la defensa, ya como activista cultural, del patrimonio edificado y natural de su patria chica, en colaboración con ProOax, fundado por el maestro Francisco Toledo. Anselmo alzaría también su voz por la preservación de los recursos ambientales, como lo vendría a recordar otro de sus grandes amigos, Cipriano, El Güero Rojas.

Claudio Sánchez Islas nos brindaría una hermosa crónica de su relación con el investigador, patentada en las veces en que juntos dieron vida a diferentes proyectos editoriales que con el concurso de otros investigadores presentes en esta ocasión, como Ángeles Romero, Manuel Esparza, Carlos Sánchez Silva y Manuel Matus, entre otros, así como con el fallecido Víctor de la Cruz y tantos más, quienes han ofrecido sus saberes para nutrir intelectualmente a educandos oaxaqueños. Ejemplo de ello es el libro Geografía e Historia de Oaxaca.

Víctor Raúl Martínez Vásquez recordaría además textos como Mutualismo y Sindicalismo en el Porfiriato y el reparto agrario en Oaxaca, obras que reafirmarían su conciencia de clase a favor de los más desfavorecidos. También habló de su amistad con los historiadores Luis Castañeda Guzmán, Alberto Bustamante Vasconcelos y José María Bradomín.

De manera particular evoqué la intervención del Doctor Arellanes en proyectos periodísticos independientes durante los años 80 y 90 como Hora Cero, Meridiano 100 y Cambio, de los cuales nunca obtuvo beneficios personales. Sin embargo, en todos ellos quedaría impregnado el interés de contar, a la manera nuestra, hechos políticos, sociales y culturales de aquellos momentos a fin de ofrecer puntos de vista diversos y dar cauce a las demandas de organizaciones sociales y políticas de izquierda que entonces luchaban por abrirse paso entre los represivos regímenes priistas. Este espacio no me permite abundar sobre la cantidad de anécdotas y datos desgranados en aquella inolvidable tarde-noche capitalina. Quedó firme, eso sí, nuestro interés por recopilar y publicar posteriormente los textos elaborados a raíz de su muerte.

De todo lo escuchado me quedo con la coincidencia acerca del paso del “patriarca” Anselmo Arellanes por esta vida: fue un hombre de izquierda que cultivó la amistad con mucha gente, comprometido con su tiempo: prudente, magnánimo, tolerante y sobre todo congruente entre lo que pensaba y hacía como para dejar una imborrable huella en el horizonte oaxaqueño que tanto amó, y el que tanto le debe. Al término de la reunión, como cuando vivía, terminamos en grata convivencia en la casa familiar de las calles de Arteaga, donde tantas amistades, sueños, proyectos y realizaciones se fraguaron.

@ernestoreyes14