La nueva mayoría

 

El próximo 13 de noviembre asumen funciones las y los 42 diputados de la 64 Legislatura estatal. Quienes ahora ostentarán la mayoría parlamentaria, se beneficiaron políticamente de la fuerza aglutinadora de Andrés Manuel López Obrador, presidente electo de México. El PRI, sólo obtuvo una curul de mayoría relativa, de los 25 distritos, como consecuencia del “tsunami” obradorista.

Sin embargo, la ley electoral les recompensa a los partidos minoritarios con diputaciones por el principio de representación proporcional validados, tanto por el Instituto Electoral Local como por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a excepción del Tribunal Estatal, ente dominado por magistrados afines al tricolor.

Si bien el PRI y otros actores políticos usaron a dicho Tribunal para escamotearle a Morena siete diputaciones, alegando que estaba sobrerrepresentada, bajo el argumento de que a la coalición integrada además por el PT y el PES debía considerársele en la asignación como un solo partido, dicho argumento fracasó.

Superadas las impugnaciones, la 64 Legislatura estará integrada, por primera vez en la historia, por 23 mujeres y 19 hombres. Veinte diputados de Morena, siete del Partido del Trabajo, seis de Encuentro Social, cinco del Revolucionario Institucional, más uno, respectivamente, de cada uno de los partidos minoritarios: Acción Nacional, de la Revolución Democrática, Verde Ecologista de México y Nueva Alianza. En conjunto, la mayoría calificada -las dos terceras partes del Congreso- que permite aprobar reformas constitucionales, la ejercerán 33 legisladoras y legisladores afines a la Cuarta Transformación.

El gobierno de la República que asume en diciembre, así como los partidos del cual emergen, están pendientes de su desempeño en el Congreso local, con la responsabilidad que demanda esta era de cambios. Se ha dicho que la coalición de origen seguirá funcionando en los hechos, aunque las alianzas político-electorales siempre son coyunturales. Aspiremos a que así sea, por largo tiempo, a fin de que dicha soberanía actúe como contrapeso del exagerado poder de que siempre dispone el Ejecutivo Estatal.

Su primera aduana será la presentación del Segundo Informe de Gobierno y la glosa del mismo, así como las leyes de ingresos y egresos correspondientes al ejercicio 2019. Se ha anticipado que este poder no será utilizado como una fuerza que dinamite a los otros dos: el Ejecutivo y el Judicial. Sin embargo, aunque no traigan el hacha en la mano, es entendible que el Congreso le cuide las manos a Murat y funcionarios. Están además comprometidos a secundar la política de austeridad, rendición de cuentas, honestidad y eficiencia que demanda la Cuarta Transformación la cual requiere, según la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, de “unidad, disciplina y responsabilidad parlamentaria de los Congresos de los Estados de la República”.

El lamentable episodio de cinco diputados morenistas, de la 63 legislatura, sobre quienes recaen sospechas de traición por haber legitimado, fingiendo estar en contra o por su inasistencia a la sesión donde se aprobó la cuenta pública 2017 de Alejandro Murat, a pesar de inconsistencias y presuntas irregularidades de la misma, es prueba de las tentaciones a que – si este fuera el caso- están sujetos quienes ejercen algún tipo de poder. Si además, como aquí se ha informado, los diputados salientes, en general, “vaciaron las cuentas bancarias del Congreso y van a heredar a la nueva Legislatura millonario déficit”, los entrantes tendrán que indagar lo anterior y demostrar que los mueve el genuino interés de hacer posible la representación popular, así como legislar a favor de los intereses superiores de la entidad oaxaqueña. El respeto a las minorías y la pluralidad legislativa, así como calidad en el debate, son atributos de un ejercicio democrático.

Como las y los diputados, todos, jurarán ante la Constitución no fallarle a Oaxaca, es tarea de sus correligionarios y los ciudadanos que los eligieron, darle seguimiento a sus actividades, demandando de ellos una actuación digna y decente.

Hay muchos temas pendientes que ya comentaremos. Sin embargo, ya se advierten desacuerdos internos, cuyo origen puede buscarse en el interés gubernamental por hacer naufragar a quienes ostentarán la mayoría calificada. Si Morena y aliados no entienden que la gente votó porque ya no desea la continuación de las viejas prácticas parlamentarias, su desempeño puede desembocar en un gran fracaso y, como consecuencia, en el desencanto ciudadano.

@ernestoreyes14