Oaxaca y los cambios

 

Como la vida, la política da muchas vueltas. Y ahora que la izquierda se prepara para asumir el poder ejecutivo federal, mucha gente se pregunta si Alejandro Murat aceptará con responsabilidad y altura de miras las nuevas condiciones políticas existentes, a raíz del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la presidencia. Con los congresos federal y estatal completamente adversos, el priismo al que pertenece el mandatario no está liquidado, pues conserva buen número de gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos. Tiene al menos un representante suyo en el Senado, más el apoyo que le brinden legisladores de su partido en sus respectivos ámbitos. En nuestra entidad, para ser objetivos, tiene cuatro años más para seguirse beneficiando del poder él y su grupo, de mayoría mexiquense, porque así lo determinó la votación que lo llevó al cargo.

En las horas posteriores a la elección del uno de julio, el viejo dinosaurio priista se lame las heridas; se arrepiente de no haber tenido la visión sobre lo que ya no soportaba el pueblo de México en materia de corrupción, impunidad y violencia, pero tratará de reponerse como ya lo hizo en dos ocasiones durante los gobiernos panistas. En sincronía con otros actores políticos y sociales (el pri, pan, prd, líderes empresariales, periodistas, medios de comunicación y de la “sociedad civil”) ahora cazan los yerros del gobierno en ciernes, y encabezan la “resistencia” a que funcionarios de alto nivel acepten reducirse el sueldo. No entienden que México ya cambió.

Lo más cómodo, para Murat, el joven, como se observó en el “besamanos” de gobernadores agrupados en la CONAGO con el virtual nuevo Jefe del Ejecutivo, es replicar ideas y proyectos que López Obrador tiene como reto realizar aquí, como la ampliación de la Refinería de Salina Cruz, dar vida al corredor transístmico y la zona económica especial para dinamizar a dicha región, más la conclusión de las dos súper carreteras.

Emular la política de austeridad que se pondrá en marcha a partir del 1 de diciembre, a nivel federal, es lo menos que le corresponde a un gobierno que ya no tendrá de aliado al ocupante de la silla presidencial de su mismo partido. Hacerse eco de las grandes transformaciones que se avecinan no sólo sacará a Oaxaca del rezagado sitio que ocupa en cuanto a transparencia, sino le puede traer beneficios al propio gobernante pues en la ruta de la reconciliación a que está convocando el nuevo presidente, la presencia de Alejandro Murat no puede seguirse observando incómoda.

¿Cuáles serían los beneficios para Oaxaca si la alternancia trae un nuevo cambio de actitudes, se preguntarán los más escépticos? En primer lugar el compromiso para enfrentar con programas sociales mejor enfocados la monstruosa pobreza que padecemos; atender con mayor fuerza y efectividad los temas de delincuencia organizada que han rebasado a las instancias estatales, así como enfrentamientos y matanzas entre comunidades por cuestiones agrarias. El asesinato de líderes sociales, como el caso apenas del presidente del Comisariado de Bienes Comunales de San Miguel Chimalapas, son temas que en conjunto muestran debilidad institucional y la ineficacia de personajes como el opíparo encargado de la política interna.

Oaxaca será sede, si se hace realidad la propuesta, de la Secretaría de Desarrollo Social, y un indígena oaxaqueño estará a cargo de hacer que funcione la oficina que podría elevarse a rango de instituto, para brindar atención con visión comunitaria a nuestros pueblos originarios.

Deberá darse atención integral un tema toral que mantiene a Oaxaca en vilo, con enormes rezagos y protestas permanentes: el educativo. Algo deberá hacerse en torno a los actos represivos del 2006 y de Nochixtlán, pero si estos asuntos siguen estancados y no existe justicia y castigo a los responsables, estará de por medio la gobernabilidad a que está obligado a mantener a flote el joven gobernante, huérfano a partir de diciembre de los padrinazgos que le permitían “nadar de a muertito”, y sin que se notara la poca eficacia y mediocres resultados de su gestión. México está cambiando y Oaxaca no debe quedarse atrás.

@ernestoreyes14