María del Sol: “Ni una menos”.

 

Cada 7 de junio se conmemora el Día de la Libertad de Expresión a pesar de que durante el gobierno de Ernesto Zedillo la comida anual con los editores dejó de tener vigencia. Desde el año 2000, 118 periodistas han sido asesinados, 45 de ellos durante el periodo de Enrique Peña Nieto.

Funcionarios diversos han sido señalados como responsables de casi la mitad de las 507 agresiones ocurridas el año pasado, documentadas por Artículo 19, además de muertes acreditadas a la delincuencia común y organizada, cuyos casos no se han investigado de manera suficiente por su relación con la labor periodística. Tan solo este año, CIMAC ha documentado 44 casos de agresión contra mujeres periodistas, desconociéndose sobre la autoría material e intelectual del delito. La violencia política en el contexto electoral “agrava la situación de violencia de género en Oaxaca, en donde se han registrado dos casos de asesinatos de candidatas a cargos públicos”. Mientras esta situación no cambie, no hay motivos para que el gremio “celebre” el 7 de junio, pues la responsabilidad de frenar las agresiones contra periodistas recae en los gobiernos estatales.

En este marco, el 2 de junio, ejecutaron a Pamela Itzamaray Terán Pineda, candidata a la segunda concejalía en el Ayuntamiento de Juchitán de Zaragoza, ataque en el que fallecieron sus acompañantes: Adelfo Jiménez Guerra (conductor del vehículo) y María del Sol Cruz Jarquín, esta última adscrita a la Secretaría de Asuntos Indígenas (SAI) como titular de comunicación social, quien cubría la campaña del PRI en aquél municipio.

María del Sol era una de las tres hijas de Soledad Jarquín Edgar, quien ha destinado gran parte de su vida a defender la causa de las mujeres. El crimen, de suyo condenable, unificó a varios sectores en la exigencia de justicia al gobierno de Alejandro Murat, el cual ante la presión recibida, respondió con el anuncio de una nueva batida policial y de otras fuerzas de seguridad en la zona. Se ignora cuántos de estos efectivos se destinaron a esclarecer el triple homicidio.

Después de los hechos, se demandó la renuncia del titular de la SAI, Francisco Javier Montero López, por haber enviado a su jefa de prensa a cubrir la campaña de su hermano Hageo, aspirante a primer concejal en dicha ciudad. Si bien fue separado del cargo, la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales no parece tener la autonomía suficiente como para castigar como delito electoral la distracción de recursos humanos de la SAI hacia el partido en el gobierno, el PRI.

Tampoco la Fiscalía General había mostrado celeridad, hasta el jueves, en las investigaciones, a sabiendas de que por las expresiones verbales difundidas en un video, después de modificar el escenario del crimen, algunos de los deudos sabrían algo sobre la autoría del atentado. En su defensa, Montero adujo que la fotorreportera le había solicitado quedarse en Juchitán debido a su “interés” por cubrir dicha campaña política. La madre de la comunicadora sostiene lo contrario: “Si mi hija no aceptaba que la ‘comisionaran’ a Juchitán, perdía el trabajo”. A la lamentable tragedia, se suma el hecho de que María del Sol, estaba en el lugar y con las personas equivocadas, dado el contexto y clima de violencia que impera en Juchitán de Zaragoza. Esta emergencia obligó a los otros candidatos a suspender temporalmente actividades exigiendo condiciones de seguridad en la contienda. El caso de Sol vislumbra el grado de peligrosidad en que además de los periodistas, están inmersos comunicadoras y comunicadores sociales que tienen que cubrir largas y peligrosas jornadas con poca retribución económica y seguridad social.

Soledad Jarquín ha recibido apoyos a nivel nacional y local, así como de organizaciones feministas y de la sociedad civil. Además de denunciar la desaparición de algunas pertenencias de María del Sol intuye, por su conocimiento del tema de la violencia, que es muy difícil hallar justicia cuando el poder de las bandas criminales tiene secuestradas amplias zonas del estado, con autoridades cómplices u omisas. Esperemos que se castigue a los responsables, por ella y las otras víctimas.

De la ausencia física de su hija, de apenas 27 años de edad, queda el dolor y el amor lacerado de una madre, expresado en este mensaje de despedida: “Te voy a extrañar con tu irredenta postura, con tu acostumbrado desplante para reírte del mundo, ése que cuestionaste siempre por desigual e injusto. Te van a extrañar porque no habrá más Solecita llevando tortas al hospital civil y pan de cuando en cuando. Te voy a extrañar mi niña, porque una madre sin su hija es vivir con un hueco en el corazón que nada cierra”. Justicia para Sol. Ni una menos.

@ernestoreyes14