El vuelo del periodismo

 

La idea de que el periodismo entraña desafíos y penurias, donde se arriesga la vida o la libertad, quedó plasmada durante la exposición, en el Instituto de Estudios Superiores de Oaxaca, de Luis Guillermo Hernández, en el marco del Día Mundial de la Libertad de Prensa. Una conmemoración tan sobria y triste, en un país desgarrado por una “guerra” de confrontación, que incluye entre las víctimas fatales a los comunicadores.

Lilia Saúl Rodríguez - con gran experiencia en el periodismo de datos y Premio Nacional 2011- nos recordó este jueves que siguen doliendo al gremio los asesinatos de Miroslava Breach y Javier Valdez, al igual que el destino de 24 informadores desaparecidos, entre ellos Agustín Silva, en la zona del Istmo de Tehuantepec. Y no se diga de las y los reporteros agredidos en Oaxaca, por coléricos manifestantes o autoridades abusivas.

Pese a que la Constitución tutela la libre manifestación de las ideas, hay políticos como Humberto Moreira que acusan a Sergio Aguayo y sigue tan campante en su carrera. Igual las penurias pasadas por Carmen Aristegui y equipo, expulsados de MVS por el reportaje de la” Casa blanca”. Hay una senadora del PRI, ilustró la periodista, quien con la complicidad de un juez exige a reporteros de Campeche pagarle suma millonaria por “daño moral”. Es decir, en lugar de castigar la corrupción, en México se persigue al que hace público dicho acto.

Situación parecida la de Ana Lilia Pérez, autora de libros como “Camisas azules, manos negras”, quien por hacer señalamientos de corrupción en Petróleos Mexicanos tuvo que exiliarse en tiempos de Felipe Calderón. O el reciente caso de Humberto Padget, que por revelar delitos de pederastia en el Estado de México, ahora es emplazado a pagar 10 millones de pesos por el ex gobernador Eruviel Ávila.

Pero si a pesar de todo – advirtió Luis Guillermo a los futuros comunicólogos - insisten en incorporarse a una industria con muy pocos espacios, que además ofrece magras condiciones laborales, hay que tener listo su Plan B. Es decir, si la realidad circundante les es adversa, deben sacarle jugo a sus talentos, en un medio tan competido. Reflexionar desde ya, pienso yo, con buenas lecturas, capacitación intensa y un pensamiento crítico, si la comunicación y su hermano mayor, el periodismo, es su verdadera vocación.

El narrador dejó muy claro que quienes sobreviven al naufragio de esta industria son aquellos miembros de la tribu que han sabido explotar alguna habilidad intrínseca. Y como consecuencia, contar la realidad de otra manera, como se hace, por ejemplo, en el periodismo literario, cultural, de datos, de investigación, etcétera.

De pronto, un joven de chamarra roja de quien después supe que se le conoce como Control H, confesó ante el auditorio su afición por el rap, fórmula musical y poética donde puede ejercerse también la libertad de expresión. Y ahí precisamente, en este ejemplo duro está el reto: hay que prepararse para ser el mejor en un terreno de despiadada competencia, donde sobreviven los mejores o los más perseverantes.

De ahí que, acotaría más adelante Lilia Saúl, también se puede asumir la realidad informativa de otro modo: manejar con destreza bases de datos que pudieran parecer complejos o que no muestran con claridad lo que se dice de ellos. La valoración sobre esta tarea, que se apoya en estadísticas, con cifras, alimentada por reporteros profesionales y generosos editores, que deben hacer causa de enorme paciencia y sacrificio común, lo puede hacer la sociedad, una vez que conoce temas y hechos ocultos, relevantes. Ayudar a construir una sociedad mejor informada y crítica es y seguirá siendo, pase lo que pase, tarea indispensable del periodismo.

Lilia Saúl Rodríguez y Luis Guillermo Hernández impartieron aquí talleres de periodismo de datos y periodismo cultural, respectivamente, en coincidencia con la puesta en marcha de la primera Unidad de Investigación Periodística del IESO. No sólo por este experimento que esperemos sea exitoso, sino porque el público espera que los medios den a conocer historias que les agreguen valor, historias que pueden transformar sus vidas, gracias a lo que profesionalmente escriben las y los reporteros. Lo dijo alguna vez Tomás Eloy Martínez, y aquí lo cito: “…Sólo un periodista con vocación de narrador, que se atreva a dejar en tierra las cifras para remontar el vuelo en el corazón de un relato, logrará que se identifiquen los destinos ajenos con el propio”. Por esta satisfacción, sépanlo jóvenes: ser periodista habrá valido la pena.

@ernestoreyes14